Descuidar nuestro vehículo no es buena idea para nuestra seguridad y la de los demás usuarios de la vía. Es indispensable llevar al día las revisiones para evitar en primer lugar accidentes y en segundo lugar problemas que se traduzcan en gastos mayores cuando una falta de atención se convierta en avería grave. Ser descuidado puede ser el primer paso hacia un gasto mayor o lo que sería pero, hacia un siniestro.
Si tu coche es nuevo, la primera revisión debe centrarse en elementos como los frenos, los niveles de líquidos, los filtros, la batería, la presión, las luces, el estado de los neumáticos, los amortiguadores, y las escobillas de los limpiaparabrisas que permitan la óptima visibilidad.
Transcurrido el tiempo llegará el momento de una segunda puesta a punto, que vendrá fijada por el fabricante y que puede situarse en torno a los 30.000 o 35.000 kilómetros, dependiendo del modelo y la marca. Hay cuestiones que tienen un momento fijo, como el cambio del líquido de frenos, que requiere de nuestra atención a los dos años de la vida del vehículo.
La garantía también fija ciertas premisas que se deben tener muy en cuenta, ya que si queremos que ésta no quede invalidada el fabricante suele establecer un periodo máximo para realizar una revisión que compruebe los principales puntos de los sistemas de seguridad y otros elementos como el estado del líquido anticongelante y los aspectos mecánicos a los que hemos aludido anteriormente como protagonistas del primer chequeo.
Transcurridos los años llegaremos a la tercera revisión, que suele fijarse en torno a los 60.000 kilómetros y podemos resumirla uniendo los diversos puntos incluidos en la primera y segunda revisión. A partir de ahí los chequeos deben ser más cuidadosos y permanentes ya que la antigüedad del vehículo lo expone a una avería de manera más severa. Es recomendable volver a testearlo a fondo entre los 10.000 y los 15.000 km.
Todas estas revisiones es conveniente hacerlas en un concesionario o un taller oficial que cuente con visado legal para el sellado del libro de mantenimiento y que nos ampare para conservar la garantía oficial. No está de más acometer una revisión rutinaria antes de realizar viajes largos ya que un funcionamiento intenso puede derivar en la aparición de problemas, agravados con anterioridad si ha descuidado la periodicidad del mantenimiento. También es conveniente el chequeo previo a la ITV para evitar sorpresas y gastos dobles si se rechaza tu coche. Recuerda que este trámite debe pasarse cada cuatro años, y que a partir de los diez años de vida los vehículos deben superarla cada año.
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